jueves, 11 de octubre de 2007

la única lección que hay

Te daré la lección uno.
Es la única lección que hay.
No necesita ser escrita sobre ningún libro que tenga ojos en la tapa.
La condujo al pozo en su jardín trasero, miró a su alrededor en el suelo y recogió un palo.
—Varita mágica —dijo— ¿Ves? —
Una llama verde saltó de él, haciendo saltar a Tiffany
—Ahora, inténtalo.
No funcionó para Tiffany, sin importar cuánto lo agitó.
—Por supuesto que no —dijo Yaya—. Es un palo.
Ahora, tal vez hice que una llama saliera de él,
o tal vez te hice pensar que lo hacía.
Eso no importa.
Fui yo quien lo dijo, no el palo.
Pon tu mente derecha y harás de un palo tu varita mágica
y del cielo tu sombrero
y de un charco tu... tu...
er, ¿cómo se llaman las tazas de fantasía?
—Er... copa —dijo Tiffany.
—Correcto. Tu copa mágica.
Las cosas no son importantes. Las personas sí.

Terry Pratchett
"Un sombrero lleno de cielo"

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