martes, 19 de octubre de 2010

38. Beso y la ciudad


Aquel ciudadano se asombra de ver una larga fila. Sigue la cadena de personas y encuentra que todos están formados para probar suerte y besar a la Bella Durmiente. 

Una multitud está reunida para presenciar tan extraordinario suceso. Hay cámaras de televisión y reporteros de otros medios cubriendo el evento. 
Algunos avispados aprovechan para vender y ofrecer sus productos. Camas, colchas, batas, piyamas, pantuflas... ahora está de moda parecer dormido. También hay lociones relajantes, cremas humectantes para los labios resecos y otros artículos diversos, sin faltar por supuesto las camisetas con una gran variedad de leyendas. 
Uno a uno van entrevistando a los candidatos hurgando en su vida para ver sí encuentran datos jugosos que aviven más el espectáculo. 
Finalmente, después de varios días, tras el fracaso de todos los pretendientes, se termina el interés y todo mundo vuelve a sus labores. Queda un reguero de basura y en el centro la mujer dormida. 
El ciudadano, aquel del inicio del relato de los hechos, no se ha ido, ha quedado prendado de su belleza. Se acerca y la besa. 
La Bella Durmiente despierta y le sonríe. 
Se toman de la mano y se alejan en el atardecer... 
Nadie ha visto esto, ni siquiera yo, porque el amor es un acto privado entre sólo dos...

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