lunes, 11 de diciembre de 2006

Microcuento de Ajedrez: hiperultrasuperduperetcétera salto






















La partida había terminado y las piezas ya estaban guardadas en su caja. Pero aquel caballo seguía muy entusiasmado y no dejaba de hablar.
"¿Vieron la cara del rey enemigo cuando brinqué junto a su enroque y le di mate?".
"¡Sus piezas no lo podían creer porque pensaban que estaba bien defendido!".
"¡Y los peones del enroque no pudieron hacer nada! ¡Se pusieron blancos del susto!"
"¡Y es que mis saltos son supersaltos! ¿Qué digo supersaltos? Más bien son hiperultrasuperdupermegafantastincreíble- equinosaltos!".

Las demás piezas dentro del oscuro interior de la caja ya estaban cansadas de tanto parloteo:
"¡Ya! ¡Ya! Que el peón no te pudo comer porque la torre lo había clavado contra su rey”. “Además, las otras piezas ya tenían arrinconado al rey en una esquina, y habían eliminado al caballo y a un peón del enroque enemigo”.

Pero el caballo seguía con lo mismo:
“¡Sí, pero quién dio el mate fui yo!”.
“Porque con mi hiperultrasuperduper…”.
Entonces, las piezas ya molestas con la necedad del caballo lo interrumpieron:
“¡Ya bájate de tu caballo! ¡No seas burro!”.
“¡Ya cállate y déjanos dormir!”.
“Si no te callas te daremos un hiperultrasuperduperetcétera coscorrón que te pondrá a dormir un par de días para que te la pases soñando con el tal hiperultrasuperduperetcétera mate!”.

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